Ricos estadounidenses buscan refugio en Europa tras victoria de Trump

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La posibilidad de una nueva presidencia de Donald Trump ha generado un auge de interés entre ciudadanos estadounidenses adinerados en las llamadas “visas doradas” de Europa. Este programa permite obtener ciudadanía o residencia a través de inversiones significativas, como bienes raíces o bonos gubernamentales, ofreciendo una vía de escape a aquellos preocupados por la polarización política y social en EE.UU.

Según Henley & Partners, pioneros en ciudadanía por inversión, las consultas de estadounidenses se dispararon un 400% durante la semana electoral. Aunque pocos tienen intención de mudarse permanentemente, muchos consideran estas visas como un “plan B”. Arton Capital también reportó un aumento drástico en consultas, con más de 100 recibidas solo un día después de la victoria de Trump, quintuplicando el promedio diario.

“Lo que buscan es tener una opción, como una póliza de seguro”, comentó Dominic Volek de Henley & Partners. Programas como el de Portugal, que requiere una inversión mínima de 250,000 euros, son particularmente populares debido a su bajo costo y rápido camino hacia la ciudadanía europea. Los más ricos suelen optar por Malta o Austria, donde los costos pueden superar los 3.5 millones de euros, pero ofrecen acceso inmediato a la ciudadanía.

Un fenómeno creciente en EE.UU.
Históricamente, las “visas doradas” han atraído principalmente a élites de mercados emergentes, pero desde la pandemia, los estadounidenses han liderado la demanda, en parte debido a las restricciones de viaje. Las tensiones sociales y políticas han seguido impulsando el interés desde entonces.

Mientras las opciones de “visas doradas” están fuera del alcance de la mayoría, muchos estadounidenses buscan alternativas. En redes sociales y plataformas como YouTube y Reddit, se debaten opciones más accesibles para migrar. Flannery Foster, una estadounidense en España que asesora sobre mudanzas al extranjero, ha notado un “crecimiento exponencial” en consultas tras las elecciones, especialmente de mujeres, personas LGBTQ+ y familias preocupadas por su seguridad.

A pesar de los temores y planes de reubicación, la mayoría no busca renunciar a su ciudadanía estadounidense. “Quieren poder votar y mantener la conexión con su país, incluso si sienten que deben irse”, concluyó Foster.

¿Un futuro incierto?
Con el creciente interés en estas vías de migración, Europa podría ver un flujo inusual de estadounidenses ricos en busca de estabilidad. Sin embargo, para la mayoría, emigrar sigue siendo una utopía más que una realidad.

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